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"¿Quién decide por mamá?"

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Cuando la salud del adulto mayor genera tensiones en la familia

Con el paso de los años, llega un momento en el que las decisiones sobre la salud o el cuidado cotidiano de un padre o una madre mayor se vuelven inevitables. ¿Puede seguir viviendo solo? ¿Quién se ocupa de acompañarlo a los turnos médicos? ¿Conviene una internación domiciliaria? ¿Está en condiciones de decidir?

Estas preguntas, que tocan aspectos profundamente humanos, suelen despertar tensiones, desacuerdos y sentimientos encontrados dentro de la familia. Lo que debería ser una conversación serena, a menudo se convierte en discusiones, silencios o culpas.


¿Qué está en juego en estas decisiones?


  • El estado real de salud del adulto mayor, que muchas veces se subestima o se niega

  • Diferencias entre hermanos respecto a qué es lo mejor

  • Dificultad para delegar responsabilidades o compartir la carga de cuidados

  • Resistencia del adulto mayor a aceptar ayuda o cambios

  • Temor a invadir su autonomía, pero también a dejarlo desprotegido

  • Heridas del pasado familiar que se reactivan al tomar decisiones difíciles

Lo cierto es que nadie enseña a tomar este tipo de decisiones, y cuando no hay diálogo previo o acuerdos claros, los vínculos familiares pueden debilitarse justo cuando más se necesita estar unidos.


¿Qué puede aportar la orientación familiar?


La orientación familiar ofrece un espacio para ordenar, escuchar y cuidar tanto al adulto mayor como a los miembros de la familia implicados en su cuidado.

A través del acompañamiento profesional se puede:

  • Facilitar el diálogo entre los hijos o cuidadores principales

  • Favorecer la expresión del adulto mayor sobre lo que desea y necesita

  • Acompañar el proceso emocional de tomar decisiones difíciles

  • Mediar en la redistribución de tareas de cuidado para evitar el agotamiento

  • Ayudar a anticipar escenarios, promoviendo decisiones responsables y compartidas

El objetivo no es decidir “por” el mayor, sino “con” él siempre que sea posible, y cuidar sin anular.


Recomendaciones para abordar estos conflictos en familia


  • Hablar antes de que la urgencia lo imponga 

  • Incluir al adulto mayor en la conversación siempre que sea viable 

  • Informarse bien sobre las opciones de cuidado y sus implicancias 

  • Evitar juicios y reclamos entre hermanos: cada uno aporta desde lo que puede 

  • Crear un plan conjunto que sea flexible, pero no improvisado 

  • Buscar orientación profesional cuando la carga emocional o el desacuerdo impiden avanzar


Decidir por amor, no desde el miedo o la culpa


Cuidar a un ser querido en su vejez es un acto profundamente humano, pero también agotador si se transita en soledad o entre tensiones.

Desde la orientación familiar, proponemos abrir espacios para escuchar, comprender y decidir con respeto mutuo. Para que el cuidado no divida, sino que una. Para que el adulto mayor no se sienta una carga, sino parte viva de su familia.


Si este artículo resonó con tu historia familiar, te invito a seguir leyendo el blog.


Tal vez encuentres palabras que te ayuden a hablar con tu familia, o que te den fuerza para acompañar a ese ser querido con más claridad y menos angustia.


En familia, no siempre es fácil. Pero con guía, todo puede volverse más posible.


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