Los abuelos: un sostén práctico y emocional en la familia
- Lic. Karina Palomo Pesci

- 14 sept
- 3 Min. de lectura

Cuando hablamos de los vínculos familiares, solemos pensar en la relación entre padres e hijos como el eje principal del sistema. Sin embargo, hay un lugar muy especial que muchas veces pasa inadvertido: el rol de los abuelos.
La frase “los abuelos muchas veces se apoyan en lo práctico y en lo emocional” refleja una verdad profunda sobre cómo su presencia sostiene a la familia en distintos planos.
El apoyo práctico: manos que ayudan en lo cotidiano
En la vida diaria, los abuelos suelen ser un recurso invaluable. No es raro verlos llevar a los nietos al colegio, acompañarlos a actividades, cocinar para toda la familia o estar disponibles para un turno médico. Su ayuda práctica no solo resuelve tareas concretas, sino que también alivia la carga de los padres, especialmente en un mundo donde las jornadas laborales extensas y las responsabilidades múltiples pueden sobrepasar.
El apoyo emocional: presencia que da calma
Más allá de lo tangible, los abuelos ofrecen algo único: contención emocional.
Son los que escuchan sin apuro.
Los que transmiten serenidad en medio de la crisis.
Los que con una palabra sencilla o un recuerdo logran poner perspectiva en situaciones difíciles.
Ese sostén afectivo muchas veces se convierte en el equilibrio que la familia necesita para afrontar cambios, pérdidas o momentos de incertidumbre.
La importancia de cuidarlos
Así como los abuelos sostienen a la familia, también es fundamental que la familia los sostenga a ellos. Cuidar de su salud, respetar sus tiempos, acompañarlos en la vejez y reconocer su lugar en la trama familiar son gestos que honran todo lo que han dado. La reciprocidad es esencial: los abuelos necesitan sentirse valorados, escuchados y parte activa de la vida familiar, más allá de su edad o sus limitaciones.
Cuando los abuelos ya no están: cómo hacerlos trascender
En muchos hogares los abuelos ya no están presentes físicamente. Sin embargo, eso no significa que desaparezca su huella. Podemos hacerlos trascender de distintas maneras:
Recordando sus historias y costumbres, transmitiéndolas a los más jóvenes.
Manteniendo vivas sus enseñanzas, aplicándolas en la vida cotidiana.
Nombrándolos en las celebraciones familiares, reconociendo su legado.
Transmitiendo fotos, recetas o tradiciones, que se convierten en símbolos de continuidad.
De esta forma, los abuelos siguen siendo parte del sistema familiar, aun en su ausencia, dejando un legado que fortalece la identidad y la unión de las generaciones futuras.
Un puente entre generaciones
El rol de los abuelos no se limita a ayudar o aconsejar: también son transmisores de historia y de identidad. Sus relatos, sus costumbres y sus valores crean un puente que conecta a los más jóvenes con las raíces familiares. Ese puente fortalece el sentido de pertenencia y ayuda a que los nietos se sientan parte de algo más grande que ellos mismos.
Mirar a los abuelos como parte del sistema familiar
Desde la Orientación Familiar, es clave reconocer que los abuelos no son sólo “colaboradores ocasionales”, sino actores centrales del sistema. Su aporte, tanto práctico como emocional, puede marcar una diferencia enorme en la dinámica cotidiana y en la salud afectiva del grupo.
Integrar, valorar y cuidar a los abuelos es reconocer que la familia se sostiene en múltiples pilares. Y cuando ya no están, mantenerlos presentes en la memoria y en los gestos es la forma de que sigan acompañando desde otro lugar.



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