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Cuando la crítica duele más: vínculos tóxicos y el poder de preservarnos después de los 50

Actualizado: 19 ago


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Cumplir 50 años (o más) es entrar en una etapa profundamente transformadora. El cuerpo cambia, los ritmos son distintos, y la mirada hacia la vida se renueva. Muchas veces, esta nueva etapa de la vida llega con un deseo profundo de reconectar con una misma, de darle otro sentido al tiempo y a las relaciones.Pero, en medio de esta transformación, también puede aparecer algo que nos desestabiliza: la crítica constante, la burla disimulada o la exigencia sin pausa. Y, aunque a lo largo de la vida tal vez hayamos enfrentado esto, después de los 50 puede sentirse distinto… y más profundo.


Por qué duele más en esta etapa


Cuando ya de por sí nos estamos adaptando a cambios físicos, emocionales y sociales, cualquier juicio ajeno —sobre nuestro cuerpo, nuestras decisiones o nuestra manera de vivir— se amplifica. A veces, ni siquiera es una crítica abierta: puede ser ese “consejo” que no pedimos, la recomendación que llega como si quien la dice supiera mejor que nosotras qué necesitamos, o el comentario que subestima nuestra experiencia. Estos mensajes, aunque vengan disfrazados de buena intención, pueden aumentar la angustia, alimentar la ansiedad y llevarnos al aislamiento.


No se trata de cambiar al otro


Una de las trampas más comunes es pensar: “Si él o ella cambiara, yo estaría mejor”. Pero la realidad es que no tenemos control sobre las actitudes ajenas. Lo que sí podemos elegir es cómo recibir esos comentarios, cómo poner límites y, sobre todo, cómo preservar nuestro bienestar.

Claves para preservarnos

Aunque cada historia es única, hay situaciones que podemos aprender a identificar y manejar para protegernos de vínculos tóxicos:

  1. Reconocer las frases que nos hieren: ponerle nombre a lo que sentimos es el primer paso.

  2. Pausar antes de reaccionar: no todo requiere respuesta inmediata. Tomar aire nos da espacio para decidir.

  3. Expresar de forma respetuosa: decir “Esto que dijiste me hizo sentir…” abre la puerta al diálogo y la reflexión.

  4. Cuidar el círculo de confianza: rodearnos de personas que nos respeten y nos inspiren.

  5. Fortalecer nuestra autoimagen: cuando estamos seguras de quiénes somos, las críticas pierden fuerza.


Invitación a crecer, no un mandato


Este no es un manual para decirte qué hacer ni una verdad absoluta. Es una invitación a reflexionar sobre cómo, como mujeres en esta etapa de la vida, podemos elegir vínculos más sanos y relaciones más equilibradas. Cada paso que damos para protegernos emocionalmente es también una forma de abrir conversaciones más sinceras y humanas.


Cómo puede ayudar la Orientación Familiar


La Orientación Familiar ofrece un espacio de escucha y acompañamiento donde:

  • Aprendés a identificar patrones tóxicos en las relaciones.

  • Encontrás herramientas para comunicarte de manera clara y respetuosa.

  • Descubrís recursos para reforzar tu autoestima y seguridad personal.

  • Diseñás estrategias para atravesar esta etapa vital con mayor serenidad y sentido.

Acompañar estos procesos no significa dar “recetas” universales, sino caminar junto a vos para que recuperes tu voz, tu confianza y tu capacidad de decidir cómo querés vivir este nuevo capítulo.


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